Las conclusiones que nos deja la Copa Sevilla 2019

Las conclusiones que nos deja la Copa Sevilla 2019

Un torneo tan especial como la Copa Sevilla solo podía acabar dando como resultado una semana mágica. Durante siete días, toda la emoción y la pasión que puede tener un torneo Challenger se reunió en el Real Club de Tenis Betis, con una afición enfervorecida que fue testigo de cómo por primera vez el Giraldillo es alzado al cielo a manos de un campeón andaluz. Alejandro Davidovich fue la estrella de la semana, pero en la resaca del Us Open, el único torneo sobre albero de todo el circuito dejó muchos temas de conversación y debate.

Davidovich y el torneo de su consagración: aún recuerdo cómo el año pasado Alejandro se metió en el bolsillo a la afición sevillana. Era lunes, 3 de septiembre de 2018, y el tenista malagueño cojeaba severamente en el tercer set. A duras penas se mantenía en el partido ante Giannessi, un conocedor del circuito, pero a base de magia, golpes imprevisibles y brotes de locura aquel joven rubio se llevó el partido en el tie-break para locura de la grada.

No es una exageración decir que aquel fue el mejor partido de la edición; un año después, lo de Alejandro ha sido clínic tras clínic. Atrás quedaron esas molestias físicas, y también reducidos los dejes de mal genio. Su semana ha sido imperial, arrasando en las primeras rondas gracias a un enorme rendimiento al saque y desmantelando el juego de semifinalistas ATP como Caruso o Munar. Hemos vuelto a ver al Davidovich resolutivo y genio que vimos en Estoril, y el premio no podía ser más grande: primer título de Challenger (tras tres finales perdidas, especialmente dolorosa la última en Génova) y una plaza cercana al top-100 (#108). Más importante, el respeto y la pasión de una grada que lleva dos años acogiéndolo como suyo. Sevilla vio despegar las carreras de Casper Ruud o Felix Auger-Aliassime tras proclamarse campeones… ¿será Alex el siguiente?

Las conclusiones que nos deja la Copa Sevilla 2019

Munar y la búsqueda de confianza: tras un gran inicio de temporada, Jaume entró en barrena demasiado pronto. Después de ganar a Zverev en Marrakech, el tenista mallorquín encadenó hasta ocho derrotas en primera ronda seguidas, una racha capaz de despojar de confianza al más fuerte mentalmente. El ranking también se resintió, y ahora pelea en Challengers por volver a subir y colocarse más cerca del top-50 que del top-100. La sensación que dejó en las pistas del Real Club de Tenis Betis es que es demasiado bueno y sólido mentalmente ante rivales con un ranking más bajo que él, pero la final ante Davidovich fue un pequeño golpe a su coraza. ¿No es suficiente para, ni tan siquiera, ganar Challengers? Tras dos derrotas seguidas ante el malagueño, Munar deberá seguir jugando los torneos de este circuito para avanzar y volver a dotar a su tenis de la agresividad necesaria.

Carlos Alcaraz, una estrella ha nacido: acompañado en todo momento por Juan Carlos Ferrero y por Albert Molina, la sensación que tuve con Carlos me recordó, en menor medida, a la que me transmitió Aliassime cuando pisó Sevilla hace dos años: la de un chaval que aún no asimila dónde está, rodeado por un equipo que le hace ir paso a paso y no vomitar la fama que ya tiene con 16 años. Esa serenidad y madurez que transmite en cada entrenamiento se trasladó a la pista, pero no solo eso: Alcaraz tiene mucho carisma. Muchísimo. Sus “¡venga!” retumbaban por toda la cancha y sus celebraciones se metieron al público en el bolsillo desde el primer momento.

Lo más cercano a un ambiente de Copa Davis que haya visto nunca se ha dado en los partidos de Carlos, en especial su duelo ante Pedro Martínez, remontada incluida, que subrayó todas las cualidades que ya posee el murciano: una seguridad en sí mismo increíble, una solidez mental fuera de lo común y unos golpes de fondo que le van como un rayo. El saque es la asignatura pendiente, puesto que quizás con un servicio más sólido habría asegurado el pase a una semifinal para la que sacó por dos veces (6-4, 5-2), pero la experiencia que Alcaraz ha obtenido esta semana vale su peso en oro. Su objetivo debe ser volver pronto y, como Davidovich, ganar el Giraldillo en el futuro.

Una edición que ha superado todas las expectativas: nunca en los últimos años había visto el Real Club de Tenis Betis a 400 personas haciendo cola para la final. La motivación que supone ver a dos españoles en esas instancias es enorme, pero principalmente da fe de la mejora progresiva en la que este torneo vive instalado.

Siempre habrá aspectos a mejorar, pero la enorme afluencia de público esta semana debe ser un aliciente para que el torneo siga funcionando. La imagen que ha proyectado Sevilla al mundo es la de una ciudad volcada con su tenis, capaz de quedarse en la Pista Central hasta las dos de la mañana y de llevar en volandas hacia la victoria a sus jugadores. El manejo de las redes sociales, la inclusión de una revista oficial del torneo… características que dan un valor extra al torneo cada año. Por algo para muchos tenistas este es su torneo favorito del año, y el Challenger ha vuelto a demostrar el por qué. Y lo mejor de todo… sigue siendo gratis. Y eso hay que valorarlo como se merece.

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