Venezuela mostró que sí se puede remar juntos


El Clásico Mundial de Beisbol 2023 en su segunda fase de cuartos de final hasta el partido bonito por el cetro, demostró, a excepción del choque Cuba-Estados Unidos, un gran nivel de juego y reñidos encuentros.

Venezuela vivió uno de esos careos electrizantes, cuando perdió 9-7 ante el subcampeón Estados Unidos.

Fue un desenlace doloroso para el pueblo venezolano amante o no del beisbol, pero una cosa es casi segura. Desde la semifinal que se perdió en 2009, ninguna de las tres últimas selecciones nacionales había tenido un rendimiento cónsono con la calidad del roster que salía a competir.

Las victorias ante República Dominicana y Puerto Rico, especialmente, mostraron una Vinotinto cohesionada y con un palpable “team work”, que distaba muchos de nuestras representaciones de los certámenes 2013 y 2017.

Y quizás este fue la clave del reciente desempeño. No se puede negar que la presencia Omar López como estratega ayudó a ese cohesionar, (contando con su coach activo que fue Miguel Cabrera), a un club que aparte de salir a divertirse en el terreno, jugaba como familia y siempre pensando en ganar.

Aunque todo el equipo jugó y había muchos que hasta podrían pedir más tiempo de juego, caso Eduardo Escobar; o más oportunidades de lanzar, ejemplo el abridor Carlos Eduardo Hernández, todos aceptaron sus roles y, hasta desde el dogout, aupaban a sus compañeros en plena faena.

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Ya en cuanto al manejo de jugadores de posición, López estuvo muy acertado al rotar a sus estelares y utilizar la banca con precisión.

Y aunque no pudieron batear piezas estelares como José Altuve (.214), Ronald Acuña Jr. (.222), Eduardo Escobar (.100), Gleyber Torres (.100) y Miguel Cabrera (.111), otros si respondieron como:

  • Salvador Pérez (.429)
  • Eugenio Suárez (.500)
  • Anthony Santander (.353)
  • David Peralta (.357)

Uno que no ligó muchos hits, que es su especialidad, fue Luis Arráez, pero que si fue oportuno en los choques contra Puerto Rico y Estados Unidos, al que le sacudió dos jonrones.

Sin embargo López, como lo había declarado, se concentró especialmente en el pitcheo, presentando dos abridores de primera en el primer juego (Martín Pérez y Luis García), para tenerlos listos para un posible partido de cuartos de final, que se dio, pero se perdió.

Luego siguió con otros tres estelares, a uno por choque: Pablo López, Eduardo Rodríguez y Jesús Luzardo, todos con las limitaciones de pitcheo exigidas por la MLB. No inlcuimos a Ranger Suárez con problemas físicos todavía; y Germán Márquez, quien estaba recuperado y listo para una final que no se dio.

De ahí que López se esmeró en confeccionar un bullpen que respondiera en caso de emergencias. Y lo utilizó bien en los casos de José Ruiz (2-0), Jhoulys Chacín y Silvino Bracho (un salvado). El cerrador José Alvarado (0.00) funcionó en sus tres relevos con un rescate.

Hasta aquí todo bien. Sin embargo López falló a la hora de meter la grúa a sus pitchers en momentos claves. En el partido ganado a Puerto Rico 9-6, se equivocó dos veces. Uno cuando dejó recibir palo al relevista Andrés Machado; y luego al alargar mucho a Chacín, a quien salvó Bracho, al sacar un cero con bases llenas y sin outs.

El tercero y mortal fue al dejar al zurdo José Quijada por dos bateadores más ante los gringos, cuando se notaba a leguas su gran descontrol. Le pegaron jonrón a Silvino, es válido, pero nunca debió ser con la casa llena, sino con uno en bases.

En pitcheo lo poncharon.



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