Muchachas al rescate – Líder en deportes


En una semana típica, típicamente desafortunada de esas a las que el fútbol venezolano tiene habituada a la afición nacional, solo una alegría, conseguida por las muchachas en tiros penales ante Argentina, fue posible. El derrumbe, jugando todos los partidos como locales, comenzó con la caída en Mérida de Estudiantes al enfrentar al San de Lorenzo de Almagro de Buenos Aires.

Las malas noticias siguieron con Puerto Cabello, desbordado en su casa por el Tolima colombiano, también en la Copa Suramericana. Luego le tocó a Metropolitanos en el estadio Olímpico caraqueño la decepción de un gol en los minutos postreros ante el Nacional de Montevideo, para que la mala hora de los equipos de por aquí se completara con el empate con sabor a derrota del Monagas en Maturín frente a Boca Juniors, en la Libertadores, que jugó casi todo el partido con diez hombres y que terminó con nueve.

En fin, un punto de doce, una amarga, triste y preocupante cosecha del fútbol criollo…
En Córdoba, ciudad amable y de gente educada, el fútbol de Venezuela vio al fin un faro encendido. Fue en un amistoso, pero alegró que un grupo de chicas, empecinadas en ser tomados en cuenta por la gente y por los medios de comunicación, igualaran con la selección argentina, por acaso mundialista, y con puntería de cazadoras atinaron a anotar en los tiros penales para traer a casa el trofeo de la victoria.

Luego, en el segundo partido jugado en La Rioja las venezolanas caerían goleadas, pero no por esto la primera conquista pueda sea borrada. Así las cosas, semana fatal para el fútbol del país, y solo medianamente salvado, quién lo iba a pensar, por la atrevida selección de mujeres…

Salomón Rondón ha vuelto a las andadas. Pero para bien, porque sacando crédito a su fuerza de volcán en erupción, a su potencia de dinamitero, marcó dos veces en triunfo de River Plate ante Huracán. Y despierta atención, no solo porque se haya convertido en el jugador del partido, sino porque le está saliendo al paso a Martín Demichelis, el técnico del club que repetidamente lo ha dejado en el banco.

Y nada cuesta pensar que tendrá sus razones para la omisión, porque es sabido que son buenos amigos desde los días cuando ambos jugaron en Europa. Y como conocemos a la afición argentina, ya sabemos que luego de sus goles el venezolano no podrá pasar inadvertido por las bulliciosas calles bonaerenses:

“¡Vaya, mi negro, no los perdonaste!”; comienza a ser ídolo, y ser ídolo para la afición de River equivale a llegar al cielo. Imaginemos si en una de esas le marca a Boca Juniors en el derbi del Plata: sería la locura, como diría el querido Andri Osorio.

Nos vemos por ahí.



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