En el diario californiano “The Morning”, apareció en julio de 1919, este comentario:
“La dama, Ida Schnall, presume de muy deportista, pero actúa como prostituta. Hasta ha permitido que le publiquen una foto, en la cual viste un traje de baño y se le ven las nalgas, porque la tela va muy pegada a su piel”.
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Lo cierto es que el traje, de color negro, le cubría desde el cuello hasta los pies. Es decir, nada al descubierto. ¡¿Cómo habría reaccionado ese periódico ante los hilos dentales, o nalgales, de hoy día.
Ida fue triunfal deportista y notable actriz. Cuando ese insulto del diario, estaba en sus 30 años de edad, puesto que había nacido en Polonia, ¡si, era polaca!, en 1889, el 27 de agosto. Y hasta su muerte, a los 83 años, el 14 de febrero de 1973, en Los Ángeles, fue figura pública, dedicada ciento por ciento al deporte y a actuar en teatros y en cine.
Era tan atractiva actriz y excelente en el deporte, que Robert L. Ripley la presentó en un Capítulo de su serie, “Aunque Ud. no lo Crea”, publicada en centenares de diarios.
Ripley la dibujó con una raqueta de tennis bajo el brazo, y el texto: “Ida Schnall, dama atleta. Tiene records en”… y sigue lista de 16 deportes, incluso el beisbol.
Y es que el 17 de septiembre de 1923, hace hoy años, cuando ella estaba en sus hermosos 34, logró una hazaña que asombró al mundo del beisbol, especialmente en la costa oeste de Estados Unidos.
Como lo relata Katty: “No obstante su calidad como pelotera, Ida era apartada de las competencias de los hombres. Por eso se ocupó de pregonar que le ganaría, como lanzadora, al mejor equipo de hombres de la región”.
Fue tal su insistencia, que esa tarde, del lunes 17 de septiembre de 1923, dieron la voz de play ball en el parque de Simmy Valey. Una novena de puras mujeres, con Ida de lanzadora, frente a la selección de los mejores peloteros de la región.
El primer lanzamiento de la hermosa mujer fue horrible, tan alto, que la pelota fue directa a las mallas del back stop. Los hombres reían, algunos pitaron. Las damas susurraban.
Antes de su segundo envío a home, Ida se tomó unos segundos para concentrarse. Miraba hacia abajo, como si contara a la tierra.
Y de pronto volvió a lanzar. Durante algo más de dos horas, su control y su velocidad fueron excelentes. En los nueve innings le conectaron siete incogibles, uno jonrón. Pero ella bateó de cinco tres, dos dobles y anotó dos carreras, para pizarra favorable a las señoras, de cinco por dos.
Tras el out 27, los caballeros jugadores caminaban cabeza abajo para salir del parquecito, mientras las peloteras armaban un escándalo en medio del terreno, celebrando la victoria.
Los periódicos de la región reseñaron el juego en grandes espacios. Uno de Simmy Valey tituló: “Damas vencen a hombres en histórico juego”.
Le agradaba que la fotografiaran
Ida Schnall fue fotografiada en centenares de poses. Una de sus aficiones era esa de posar ante los fotógrafos. Sus amigas le hacían chistes acera de que, al ver una cámara, ella acomodaba su cuerpo y sonreía.
No hay información sobre sus herederos. Incluso, los historiadores han publicado fechas diferentes de nacimiento y de muerte.
Hasta Ty Cobb opinó sobre ella: “Una gloria, no sólo de las damas en el mundo, sino de todos los deportistas. Ella nació con facultades especiales. Y además, muy bella”.