Noti- Deporte: Tutorial para acudir al Wizink Center con bebés – Blog de Baloncesto del Real Madrid

Noti- Deporte: Tutorial para acudir al Wizink Center con bebés – Blog de Baloncesto del Real Madrid

El Madrid palmó ayer contra Unicaja su primer partido de la temporada tras 19 victorias. Ya tocaba, así que cero dramas. Pero hoy no he venido a hablaros de lo que pasó en la pista sino de mi experiencia personal en el pabellón, porque acudí por primera vez al Wizink Center con mis dos hijos, de uno y dos años. Ni os cuento la ilusión que me hizo.

Cuando hace un mes me planteé por primera vez la idea me surgieron muchas dudas logísticas y busqué respuestas en internet, pero agua. Como plan B pregunté en Twitter y recibí un saco de respuestas de usuarios que agradezco y que me orientaron, si bien algunas se contradecían. Espero que este post sirva para orientar a otros en mi situación, que estén pensando en llevar por primera vez al pabellón a sus hijos (o nietos) y anden igual de perdidos.

TICKET. Una de mis principales dudas era si los bebés necesitan entrada y a partir de qué edad. La respuesta es que sí, todos los espectadores que acceden al pabellón sin excepción necesitan entrada propia, oficialmente “por motivos de contabilidad”. Ahora bien, los bebés hasta cierta edad no pagan por ella. ¿Qué edad? El Madrid ha bajado de tres años a uno la edad de acceso gratuito; un poco cutrillo, la verdad. La entrada gratuita (ver imagen) se expide en la taquilla enseñando el abono o entrada del adulto. Mi hijo menor tiene 14 meses e igualmente recibió entrada gratuita (“acaba de cumplir un año”, expliqué), espero no poner en un apuro a nadie por contarlo. Para mi otro hijo, de dos años, tenía el abono que me prestó un amigo.

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ACCESO. No hay un acceso especial para carritos en el Wizink, pese a que en la entrada gratuita diga “Palco 6.6”. Accedes por la misma puerta que el adulto, en mi caso Goya. El empleado de seguridad me pidió por protocolo abrir la mochila del carrito, en la que llevaba pañales, biberón y comida, no me puso pegas. Y no las tenía todas conmigo, pues un biberón es al fin y al cabo una botella cerrada y ya sabréis que están prohibidas en el pabellón. Otra empleada de seguridad tomó nota de los carritos (modelo y color), supongo que “por motivos de contabilidad”. A falta de instrucciones, aparqué los carritos donde me dictó el sentido común, en una esquina donde no estorbaban el paso, junto a la zona de discapacitados. Sirva como ejemplo del desbarajuste y/o falta de previsión, que en la normativa de acceso al Wizink Center en la web del Real Madrid dice (y cito textual) que «no se permite el acceso al recinto con objetivos voluminosos como carritos de bebé».

INTERIOR. Conviene tener en cuenta que la entrada gratuita de los bebés hasta un año no está asociada a un número de butaca, pues se sobrentiende que son tan pequeños que aún no se sientan sino que están en brazos de los padres (o en el carrito). Por otro lado, varios usuarios en Twitter me alertaron del nivel de ruido (speaker, música, etc), por lo que llevé cascos de cancelación de ruido, que finalmente no hicieron falta en mi caso.

PARTIDO. Desengañaos, los bebés de tan corta edad no se enteran de la misa la media del partido, no entienden lo que están viendo. El mayor aplaudía por imitación cuando lo hacía el resto, es decir, con cada canasta, y el pequeño se zampó un sándwich y echó sonrisas a los vecinos de graderío, incluido un grupo de Unicaja. Los que frecuentáis el Wizink sabéis que el ambiente es relajado y familiar, por eso me animé a llevarles, lo opuesto a la bacanal de testosterona de los pabellones serbios o griegos. En el descanso salimos al hall para que los niños estirasen las piernas y se desfogasen. Diré que se echa en falta algo de ‘hospitality’ en las zonas comunes para enriquecer la experiencia del aficionado en el pabellón antes del partido y en el descanso. El Wizink cuando juega el Madrid es un páramo. Ni una tienda de merchandising, exposición, actividad lúdica… el tipo de detalles en los que la NBA sigue a años luz.

Precisamente porque los bebés no entienden lo que están viendo se les hace eterno un partido completo, que encima coincidía con su hora de comer y siesta. Así que al comienzo del tercer cuarto recogimos los bártulos y nos fuimos, que tampoco era cuestión de forzar. Salimos del pabellón con el Madrid 19 arriba y seguí la remontada visitante por ACB live. Mi resumen sería que falta un mínimo protocolo actualizado para cuando acudes al pabellón con bebés pero que, a pesar de ello, el proceso en general fluye gracias a la amabilidad tanto del personal de seguridad y taquilla como del resto de aficionados.

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