La Copa Venezuela tiene valor histórico para el fútbol nacional


La reciente decisión de la Liga Futve de revivir a partir de junio próximo la venerable Copa Venezuela es un acto de reivindicación y de justicia por el valor histórico que tiene esta competencia.

En un fútbol nacional que no ha sabido cultivar con rigor la memoria de su pasado, vale recordar que la Copa Venezuela es el germen del fútbol organizado en nuestro país.

De acuerdo a las señeras crónicas de Napoleón Arráez en su incunable “Caracas y su fútbol de Antaño” y al libro “Delirio Vinotinto” (Biblioteca Digital Banesco) de Carlos Figueroa, Javier González y Eliézer Pérez, el torneo se disputó por primera vez en 1926 y fue el primero bajo la tutela de la Federación Nacional de Fútbol, fundada un año antes.

Los “Diablos Rojos” del Atlético Venezuela, integrados por Henríquez, Franco “Indio” Russo, Soriano, Sosa, Juan Jones Parra, Parra León, Fernández, Solís, Carlos “Catire” Maal, Julio Bustamante y Bermúdez, quedaron campeones tras superar dos veces al Venzóleo (2-1 y 2-1) y superar y empatar ante el Loyola (1-0 y 1-2). Tales resultados le valieron al Atlético Venezuela alzar la primera Copa Venezuela que se registra en los anales del fútbol nacional, trofeo que fue donado por la empresa The Caribbean Petroleum Company, primer patrocinante oficial de la Federación de Fútbol.

No se trata, pues, de un evento menor y sin trascendencia. La Copa Venezuela es el torneo más antiguo del país, pero a lo largo de su historia ha sufrido sobresaltos, producto de la ignorancia, la dejadez y las crisis económicas propias de este deporte, que en diversas oportunidades relegaron la competencia al baúl de los oxidados recuerdos.

En la época auroral del fútbol aficionado, el Unión fue el gran dominador del torneo y aún posee el récord de más títulos ganados con seis Copas entre 1931 y 1940, mientras que en los años del profesionalismo, el también desaparecido Deportivo Galicia y el Caracas FC comparten la marca de haber conquistado el torneo en cinco oportunidades.

La Federación Venezolana de Fútbol, presidida entonces por el fallecido Jesús Berardinelli, suspendió la realización del torneo en 2020, porque la entidad no habría podido llegar a un consenso con los clubes profesionales para organizar la competencia solo con la participación de los equipos que habían aprobado la Licencia de Clubes.

Después vino la pandemia del covid-19, el fútbol y el deporte se paralizó en el planeta, y la actividad en nuestro país se agudizó aún más por las ilegales medidas sancionatorias contra nuestra economía que obligaron a mantener a la Copa Venezuela en el congelador.

Así que la última vez que se organizó la Copa Venezuela fue en 2019, cuando Zamora se coronó tras perder 3-2 ante Monagas en el estadio Monumental de Maturín y luego vencer 1-0 en el Agustín Tovar de Barinas con tanto del Pedro Ramírez.

En 2010 tuvimos la oportunidad de recuperar la Copa Venezuela y transmitirla a todo el país por la señal de TVES. La respuesta de los aficionados fue espléndida. Los juegos se disputaban a casa llena en cada uno de los estadios, y tal fue el furor que causó el torneo que hasta Directv se sumó a las transmisiones, pues hasta entonces solo ponía en pantalla algunos partidos del campeonato regular.

Es de aplaudir que la Liga Futve insufle nueva vida a la Copa, pero hace falta que el torneo tenga un valor no solo deportivo sito también económico para los equipos que participen en ella. Para reducir costos es probable que se dispute en eliminatorias zonales y los mejores de cada grupo definirán el trofeo. El ganador debería tener de nuevo un cupo en la Copa Suramericana para que el torneo genere.

Justo homenaje para reconocer el gran legado de Juan Arango

El legado de Juan Arango es invalorable para el fútbol venezolano. Gracias a su extraordinario golpeo de pierna zurda, el país conoció la emoción de las victorias consecutivas de la Vinotinto en torneo internacionales, vibró con el soberbio triunfo 0-3 ante Uruguay en el Centenariazo, soñó con llegar a una final de la Copa América en la edición de Argentina de 2011 y acarició la clasificación al Mundial de Brasil 2014.

En todos esos momentos estelares de la selección nacional estuvo presente el mediapunta aragüeño.

Su temprana salida del Caracas FC para fichar con el Monterrey, impidió que el fútbol venezolano pudiera contar con una estrella que llenara los estadios, pero su exitosa aventura internacional, que lo llevó a Europa con el Mallorca de España y el Borussia Mönchengladbach alemán, tuvo el efecto multiplicador de abrir puertas en el extranjero para otros jugadores nacionales.

Venezuela le debía un gran homenaje a Juan Arango y el partido de despedida oficial de la Vinotinto será una ocasión inmejorable para plenar el estadio y demostrarle nuestro agradecimiento.

El regreso de Aquiles Ocanto es la pieza que faltaba al
engranaje tricolor

El fútbol venezolano es tan indescifrable para los resultados que cualquiera de los ocho equipos que avanzaron a los dos cuadrangulares semifinales tienen clara opción de meterse en la gran final del torneo.

Ninguno llegó a estas instancias con la chapa de equipo sobrado y absoluto favorito a quedar campeón, tal como ocurrió la temporada pasada con el Deportivo Táchira. Sin embargo, la UCV de Daniel Sasso tiene la primera opción para salir bien librado en el Grupo A, porque cuenta con la defensa más sólida del torneo y tiene potencial para construir un ataque más potente.

La recuperación de Aquiles Ocanto, listo para volver a la acción, le aportará la experiencia necesaria de un goleador acostumbrado a ser figura en los partidos cruciales, tal como lo hizo cuando fue campeón en 2020 en el Deportivo La Guaira y en la temporada 2011-2012, cuando también brilló en aquel fabuloso Deportivo Lara de Eduardo Saragó con el que se coronó campeón absoluto del campeonato. Con el “Chino” Ocanto aportando su movilidad y su intuición para el gol, la UCV puede conseguir la pieza que tanto extrañaba en el ataque



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