Cuando Pedro Cachín avanzó a semifinales del Challenger de Shenzen en octubre de 2023, jamás pensó que estaría seis meses sin volver a ganar un partido. Hoy, todavía con racha de 0-15, el argentino da la cara para explicar su situación.
Dicen que los jugadores son intocables cuando pierden, que prefieren alejarse de la realidad, refugiarse en su entorno y no atender a ningún medio. Por suerte, existen valientes como Pedro Cachín (Argentina, 1995), una persona que no gana un partido desde hace seis meses, pero que no encuentra motivos para no sentarse con Punto de Break un día antes de debutar en el Mutua Madrid Open. ¿Ustedes darían una entrevista en mitad de una racha de 15 derrotas consecutivas? Pues él sí.
Si algo quiero destacar de esta charla es la normalidad con la que Pedro trata los resultados en el deporte de élite. Claro que no está en un buen momento, claro que está jodido, pero también es consciente de que ha estado peor. Su cabeza se apagó a finales del año anterior, saciada por algunos éxitos, cansada de soportar tanta presión. Desde entonces, un balance de 0-15 le ha situado en el disparadero, pero no es el fin del mundo. Su discurso calmado muestra luz al final del túnel, aunque el premio todavía no ha llegado a sus manos.
No cualquier jugador se atrevería a hablar en tu situación.
Yo no le debo nada a nadie, tengo la libertad para decir lo que quiera. Todo lo que digo es porque lo siento en el momento.
Son 15 derrotas consecutivas, ¿hay alguna explicación?
Todo nace en lo personal y luego se traslada a lo deportivo. Cuando el año pasado gano mi primer título ATP, posteriormente seguí sintiéndome muy bien hasta el US Open. Llegué muy bien a ese torneo, pero perdí con Shelton, me ganó bien. Ahí mi cabeza dijo: ‘No quiero sufrir más, ya lograste muchas más cosas de las que hubieras imaginado’. Además pasó todo en muy corto espacio de tiempo, así que mi cabeza hizo clic.
Dejar de sufrir fue la peor opción.
Cuando uno no tiene ganas de sufrir en la vida, sobre todo a estos niveles, es imposible que gane. Este deporte está hecho para aquellos que aguantan mejor en los momentos difíciles… y yo no estaba dispuesto a aguantarlo. No quería ningún desafío, ya está, así fue como entré en una disputa muy fuerte: ‘Luchaste mucho para llegar aquí, tu familia te ayudó siempre… ahora que te estás ganando la vida con el tenis, hazlo al menos por eso’. Intenté buscar un objetivo, pero llegaba el momento de competir y no me despertaba nada.
¿Te daba igual perder?
Si ganaba el primer set era perfecto, pero si en el siguiente set me hacían un break… como no estaba dispuesto a sufrir, me acababan ganando poco a poco. A día de hoy he seguido perdiendo, pero ya es diferente la derrota, al menos yo lo siento así. Me duró mucho esa sensación, casi ocho meses.
¿Por qué crees que te vaciaste de esa manera?
Hay muchas cosas que nos pasan a las personas, como la presión por cumplir ciertos objetivos. Yo cumplí muchos en mi carrera, pero nadie te enseña a que hay algo más allá después de cumplir ciertas cosas. Pasa lo mismo con los duelos, nadie te enseña cómo afrontarlos, pero todos tenemos duelos y situaciones que son procesos. Yo lo tomé por ese lado, es un proceso que nadie me enseñó y por eso es nuevo, no tengo experiencia en esto.
¿Te había pasado algo parecido?
El año anterior, pero no fue lo mismo. Cuando empecé en 2023 me veía en un circuito nuevo, pero me veía como el más malo de ese circuito, no perdí la ambición. Había días que sí, pero iba por el lado de que no me sentía bueno, aunque fuera #50 del mundo. Son cosas nuevas con las que hay que lidiar, no pasa nada, por suerte no se fue al extremo. Hay jugadores que han llegado a entrar en depresión, pero yo Intento no estar muy arriba en la victoria y no muy bajo en la derrota, surfear la ola como puedo.
¿Cómo estás ahora?
Por suerte, ya encontré de nuevo esa llama que me lleva a querer ganar en los entrenamientos, a querer ganar en los partidos, a levantarme todos los días con la ilusión de revertir la situación, sobre todo en lo deportivo.
¿Dónde encontraste esa llama?
Pensando mucho, intentando comunicarlo a mi entorno más cercano, ellos hicieron un esfuerzo para entender lo que me pasa. Quizá no sea el indicado para hablar, pero puede que a Dieguito (Schwartzman) le esté pasando algo parecido. Él logró cosas que probablemente nunca se imaginó, entonces te vacías un poco, pero él lo logró mantenerse durante muchos años. Ahora le está pasando factura de algún modo, pero no pasa nada. La alta competición siempre te está pidiendo más, pero llega un momento donde la máquina no funciona más, te toca ir por otro lado. Yo lo encontré comunicando mi situación, transmitiendo mis emociones a mi entorno, pero no sucedió de un día para otro. Hoy estoy de nuevo con la ilusión de volver.
¿De volver a ganar?
No sé si pienso tanto en la victoria, me centro más en volver a competir como hice en el Godó. Allí jugué muy bien, me fui triste por la derrota pero contento por cómo había competido. Eso, por ejemplo, no me pasaba en los torneos anteriores.
¿Se puede acabar satisfecho después de una derrota?
Hay muchos objetivos, no siempre tienen que ver con el resultado. Yo la semana pasada me puse el objetivo de competir durante 2h30min, lo único que me pasó es que me desconcerté dos minutos en el tercer set y por eso me ganaron. A lo largo del partido fui buscando soluciones, eso no me pasaba antes, a la mínima que me rompían el saque ya me pegaba muy fuerte mentalmente. La semana pasada salí perdiendo, pero salí muy diferente respecto a las derrotas anteriores.
¿Te genera ansiedad pensar que la racha se puede alargar?
No sé si llegué a tener ansiedad, tampoco llevaba la cuenta de derrotas, las del año pasado no las cuento ya […] Hoy no siento esa ansiedad por volver a ganar, de lo que tenía muchas ganar era de salir del hábito de… ‘Hoy no tengo ganas, hoy hace frío, hoy la pelota bota mal, etc’. Lo que sí me costó mucho fue entrenar cada día, llegar al partido… y no tener ganas. Entrar a la competencia y no tener ganas, eso me generó mucha incomodidad. Entrenaba bien, pero luego en el partido me apagaba. En ese momento pensaba: ‘Ya no sé si seguir haciendo el esfuerzo o no’. Tuvimos que sentarnos a pensar y ver cuánto entrenar, porque cinco días seguidos no me aguantaba la cabeza. Empezamos a entrenar dos días, parábamos uno, entrenábamos otros dos…
Esto le pasará a muchos jugadores.
Yo soy muy allegado de Àlex (Corretja) y sé que a él le pasó algo similar, cuando ganó la Masters Cup (1998) tocó el cielo con las manos y se vació. A mí me pasó ganando Gstaad, jugando Copa Davis y tocando el top50. No sé por qué pasa, quizá se desconecte la cabeza y ya está, hay que respetar las cosas que uno siente e intentar comunicarlas lo mejor posible para que te ayuden.
De todas los factores que puede sufrir un tenista, ¿el factor mental es el más difícil de corregir?
Una lesión es muy jodida, muchas veces te lesionas porque sí, te genera la impotencia de que tu cabeza está bien pero tu físico no. Es más frustrante. Si tu físico te dice que no, es no. Cuando tu cabeza está mal pero tu físico y tenis están bien, una gran parte depende de ti, ahí es cuando te vas a enfrentar a tus peores fantasmas, pero ni la peor de las tormentas dura toda la vida, tampoco el mejor sol. Sabes que en algún momento, si haces las cosas bien… como mucho bajarás un poco y ahí te encontrarás de nuevo, así que diría que las lesiones son lo peor.
Esta es un poco masoquista, ¿se puede sacar algo positivo de una racha tan negativa?
No, no creo que se pueda disfrutar. Yo encontré el disfrute en otros ámbitos, pero no en el tenis. En todo este tiempo encontré disfrute en mi casa, con mis perros, mi familia… todo esto lo disfrutaba mucho más que estando en la pista. De hecho, seguía un poco por compromiso y obligación, también por orgullo propio, pero sobre todo el compromiso que tengo con mi entorno, más que por mí mismo. El orgullo lo que hizo fue no dejarme irme del todo […] Ahora vuelvo a pasarla bien dentro de la pista, aunque desde fuera no se pueda creer viendo los resultados.
Quizá le demos demasiado valor a la derrota.
Si quieres darle mucha importancia puedes hacerlo, aunque vayas a perder cada semana. Esto pasa por todo lo que se genera a estos niveles, también a nivel externo con el entorno. Si le quieres dar mucha bola puedes llegar a niveles de frustración muy grandes, aunque sí que hay algunas derrotas que te ayudan a ver ciertas cosas, entiendes aspectos que no funcionan y eso te lleva a cambiarlo en el siguiente partido. Ese es e mayor jugo que puedes sacarle a una derrota, lo que te hará ser mejor mañana.
Esto la gente no lo sabe pero, en los torneos ATP, cuando pides entrevista con un jugador y ese jugador pierde, la petición directamente se cancela. Como si una derrota inhabilitara al tenista, le hiciera inservible.
Es raro, sí. No tenía ni idea de esto […] No acuso a nadie, a mí durante esta racha de derrotas no me llegaron muchas peticiones, aunque no tengo ningún problema en dar entrevistas. En cierto punto es importante para normalizar la situación y hacer ver a la gente que no es el fin del mundo. Obviamente, hay mucha diferencia en los momentos que gané y los que perdí.
Cuando vuelvas a ganar te sonará más veces el móvil…
Seguramente (risas).
¿Te jode ese tema?
Bueno, lo vas aprendiendo con el tiempo, te lo va dando el circuito. Yo nunca fui una persona de mostrarse demasiado, intenté ser siempre el mismo, pero claro que pasa. Sobre todo para las peticiones de las entradas, eso lo sufrimos cada año.
¿Te llegó a afectar lo deportivo en tu ámbito personal?
Estás triste, aunque no lo quieras contagiar, pero es inevitable. Intento no contagiar esa mala energía, pero muchas veces no puedes, ahí es cuando los demás se empiezan a preocupar. Soy partidario de ayudarnos entre todos, tanto con mi familia como con mi equipo, pero si yo desconozco la situación de una persona tampoco voy a juzgarla. A no ser que esa persona venga, me lo cuente y me pida ayuda. En este caso, al tener a mi equipo de trabajo, lo hablé sobre todo con ellos y no tanto con los otros ámbitos.
¿Qué consejo te ha dado Àlex Corretja?
Hace unos días tuvimos una charla todos juntos. Lo que pasó, pasado está, ya aprenderemos. El tiempo dirá si hicimos bien las cosas, ahora es momento de hacer borrón y cuenta nueva, lo cual he conseguido a raíz de esa charla. Por lo menos mi sensación dentro de la pista vuelve a ser la de querer estar ahí.
Si pierdes, se sufre. Si ganas, sufres porque quizá mañana no ganes. El tenis es una putada.
Pero cuando estás más abajo de ranking se sufre mucho más, lo económico juega un papel muy importante. Ahí te das cuenta de cuánto valen las cosas, te das cuenta del dinero que estás perdiendo, te preguntas si todo el esfuerzo vale la pena. Al final sigues porque tienes mucha confianza o te plantas porque ya no puedes más.
¿Siendo top50 se sufre menos?
También se sufre, pero sobre todo dentro del partido, porque el nivel es mucho más alto y la competencia se multiplica, hay mucho en juego. Pero fuera de la pista no se sufre tanto, no está el riesgo de que una derrota pueda condicionarte el próximo torneo. Así es la élite de un deporte que mueve muchísimo, se tiene que considerar de la manera que merece.
¿Te llegaste a plantear parar un tiempo?
Llegué a sacar algunos cálculos […] El problema es que no me lo hubiera perdonado el día de mañana, la cabeza piensa muchas cosas, sobre todo en los momentos malos, ahí te replanteas si merece la pena continuar. En situaciones así, la cabeza tiende a pensar más cosas malas que buenas.
Osaka se retiró momentáneamente y le cayeron críticas.
Por suerte, yo perdí ese miedo. A principios de 2023 sí que lo tuve por la exposición, pero lo dejé atrás. Entiendo que algunos jugadores lo hagan, o que se tomen un reseteo de redes sociales, o que no quieran dar entrevistas. Es jodido tener ese miedo al qué dirán, pero es que a mí me pasó siendo el #50 del mundo. Imagínate tener ese miedo después de lograr tantas cosas, ¿qué le queda para los que están más atrás? Con el tiempo me di cuenta que no le debo nada a nadie, que si estoy aquí es porque me lo gané. Todo el tiempo que llevo top100 fue gracias a mi esfuerzo.
En redes sociales te habrá caído de todo.
Por suerte tengo a mi novia que se encarga de eso, esa parcela la delego siempre en ella, así que no lo sufro tanto. Estando abajo también te pasa, pero nunca he sido de los que contesta a los apostadores o sale quejándose de nada. Estén bien o mal, estas son las cartas del juego, no creo que se puedan cambiar porque hay un negocio detrás del que salen muchos beneficiados. No te puedes enfrentar a ese negocio.
¿Sueñas con la victoria que acabe con todo esto?
No sé si pienso tanto en la victoria, sí que pienso más en la construcción de esa victoria. La semana pasada para mí gané, me hubiese encantado jugar un segundo partido, me estaba encontrando muy bien. La racha se va a terminar, ya sea en este nivel o en Challenger, pero se va a terminar. No puedo pensar que durará toda la vida, me estaría mintiendo, pero si pienso en ganar el Mutua Madrid Open también sería mentirme. Este jueves voy a salir a competir contra Ofner con la idea de dar lo máximo, estar contento y querer sufrir. Esos son los objetivos que me llevarán en algún momento a la victoria.
Te veo convencido.
Me apoyo sobre todo por lo que veo en los entrenamientos: si hago diez entrenamientos, gano siete y pierdo tres. Es cuestión de trasladar eso que pasa en los entrenamientos a los partidos, algo que hice tantas veces.