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Iga Swiatek lo ha recuperado casi todo. Su identidad, su ritmo y sobre todo, su tenis. Si acaso le falta algo en esta resurrección de dos meses es volver a la lo alto del ranking WTA. Pero si consigue levantar el título de campeona del WTA Cincinnati y en Nueva York se hace con su segundo US Open, tendrá muchas opciones de revalidarlo.
Visto el tenis que la polaca mostró en su duelo de semifinales ante Elena Rybakina (7-5, 6-3), nadie duda de que es una de las candidatas a hacerse con el último Grand Slam de la temporada. Eléctrica, ágil, serena y con un servicio que, desde que levantó Wimbledon, está siendo un auténtico seguro, más aún en el rápido cemento norteamericano.
Comenzó su gran semana en Ohio cumpliendo ante Anastasia Potapova (6-1, 6-4), se benefició de la retirada de Marta Kostyuk para pasar directamente a los octavos de final, donde dominó a Sorana Cirstea (6-4, 6-3). Después, barrió a Anna Kalinskaya en los cuartos de final (6-3, 6-4), antes de deshacerse de Rybakina en un igualado y competido duelo que la coloca como gran favorita de la final ante Jasmine Paolini.
Su objetivo, mantener lo máximo posible este nivel de tenis
Sin embargo, la polaca no se fía de la italiana, con la que tiene el cara a cara dominado con cinco victorias y cero derrotas y con el dulce recuerdo de la final de Roland Garros 2024, el que fuera su último título antes de sorprender a todos en la hierba londinense. Y antes de saber si su rival iba a ser la italiana o la otra semifinalista, Ekaterina Alexandrova, la número tres del mundo se mostró cauta, pero a su vez saca pecho de tu tenis.
«Cualquiera de las dos serán muy difíciles en la final. Son dos tenistas completamente diferentes, en términos de ritmo y efecto. Así que me tendré que preparar bien tácticamente, pero también tengo que seguir centrada en mí misma y en lo que estoy haciendo, porque siento que estoy progresando muy bien en este torneo. Solo quiero seguir jugando así de bien, no importa el resultado o la rival«, aseguro a pie de pista después de sellar su pase a la final.
En dicha entrevista aprovechó la ocasión para elogiar el juego de Rybakina, sobre todo al inicio del primer set: «Ha sido un partido durísimo. Al principio, el nivel era bastante loco. Jugábamos tan rápido que a veces no podíamos correr hacia la segunda pelota». Pero consiguió darle la vuelta al partido con saque y piernas: «Estaba allí para jugar con intensidad y buena calidad. Estoy muy contenta con el rendimiento. He sacado muy bien, lo que me ha ayudado bastante y no cambiaría nada del partido de hoy», concluye una Swiatek que si antes de Roland Garros preocupaba por su estado tenístico y mental, tras su paso por París renovó su aura completamente.
Rompió la banca en Wimbledon, ahora queda por ver si también lo puede hacer en el US Open, previo paso por la final de Cincinnati. Pero, pase lo que pase, una cosa está clara: Iga Swiatek ha vuelto.