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Han pasado ya varios días desde que Daniil Medvedev ofreció aquel espectáculo (y no para bien) frente a Benjamin Bonzi en el US Open. Al ruso le siguen cayendo críticas por su comportamiento. El último en hacerlo, Toni Nadal.
El técnico le dedica su última columna en El País, donde critica el comportamiento de un Daniil que perdió los nervios de manera reiterada desde que un fotógrafo entró a pista y eso obligó a que Bonzi tuviera de nuevo primer saque, tras fallarlo con punto de partido a favor.
El arranque de ira de Medvedev, los gestos y su rotura final de raqueta, le valió una multa de 42.500 dólares, cuando se esperaba un castigo algo mayor, viendo lo sucedido en el pasado. Esto no ha pasado desapercibido para Toni, que cree que este tipo de actitudes debería cambiar en el mundo del tenis.
“Ha llegado el momento en el que los dirigentes del tenis se planteen aplicar un castigo al hecho de que los tenistas rompan una raqueta en pista”, denuncia Toni, que considera este hecho como algo a castigar. Hay que recordar que siempre enseñó a su sobrino a no pagar su frustración con la raqueta, al punto de que Rafa jamás destrozó ninguna en sus más de 20 años de carrera.
“Hay que plantearse por qué este hecho es cada vez más habitual en nuestro deporte. Jamás he visto a un jugador de tenis de mesa romper la pala o a un golfista pagarlo con su palo tras cometer un error”, argumenta. «El espectáculo de Medvedev fue lamentable. Todo lo detonó él, aunque también el público, que pedía mas entretenimiento que tenis. Me sorprende que un jugador de la talla de Daniil sea incapaz de controlar sus nervios», continúa.
Toni Nadal siempre ha comentado que los jóvenes tienen que aprender a lidiar con la frustración, sabiendo que, en la actualidad, los chicos de estas nuevas generaciones están acostumbrados a conseguir todo rápido y al momento, sin tener la paciencia necesaria para ponerle tiempo y trabajo.
“Los tenistas son cada vez menos capaces de dominar la frustración”, asegura, explicándolo por esa juventud que tienen y la velocidad tan rápida a la que se juega hoy día. También, comenta el técnico, que en las redes sociales se vuelven virales estos momentos en los que los jugadores pierden los papeles, rompen las raquetas o se enfrentan a alguien, propiciando que eso sea lo que vean los niños pequeños, sirviendo de muy mala imagen.
De hecho, en esta columna de El País, Toni Nadal habla de Nick Kyrgios, del que dice que ha sido ejemplo por su falta de educación en pista, siendo protagonista en multitud de ocasiones de vídeos virales que han recorrido el mundo. “Este es el mundo que tenemos y el que no nos preocupa, el de aplaudir la mala educación o los exabruptos. Y para esto, no hay castigo deportivo”, sentencia.
Desde luego, el US Open tuvo ocasión de trazar una línea con una multa ejemplar para Daniil Medvedev por lo ocurrido la otra noche. Hacer gestos simulando una felación, así como faltar el respeto a su rival y al juez de silla, más allá de romper una raqueta, debería haber servido de una multa mayor de solo 42.500 dólares, considerando que su cheque fue de 110.000 dólares.
Estos castigos son miserias para lo que ganan, y en el pasado, malas formas y palabras malsonantes y faltas de respeto a los jueces tuvieron multas de seis cifras. Quizá, ni siquiera algo así podría servir de escarmiento para que otro tenista se piense hacerlo en el futuro. Es probable que una pérdida de puntos y dinero “duela” más al jugador, pero, lo que está claro, es que en el tema castigos el mundo del tenis tiene todavía mucho margen por mejorar.