Alzó el vuelo y desplegó sus alas hacia el sol. Lo miró de frente sin que el calor del astro llegara a fundir sus dotes para volar. Siempre fue así, ante el sol y ante los zagueros adversarios que daban la vida con contenerlo. Por la derecha, por el centro, por la izquierda, preferentemente; dondequiera que fuera, en todos los confines del inmenso campo, Dembelé ponía su ley. La votación para elegirlo como “Balón de Oro” tuvo sus dificultades, porque Lamine Yamal levantaba simpatías. Caramba, que tremendo hubiera sido que este joven, de padre marroquí y madre de Guinea Ecuatorial, hubiese sido el ganador más joven en las historia que comenzó en 1950. Dembelé se convierte así en el primero de su gentilicio en llegar a la cúspide del fútbol, desde los días de gloria en 2022 del gran Karim Benzema…
La escogencia de Dembelé, como si hubiera sido la de Lamine, marca una nueva época en el fútbol universal, una nueva mirada alejada de los jugadores llamados “mediáticos”. No es un deseo por restar elogios a los ganados por Lionel Messi y Cristiano Ronaldo como los grandes ganadores de la época, pero sí habrá que decir que el hecho de la publicidad a su alrededor, la explosión de marcas que abren las autopistas para la venta de camisetas y todo lo que tuviera que ver con ellos, ayudó. Y aquí es donde entra la nueva manera de mirar a los jugadores, porque ¿han visto ustedes a alguien, andando por ahí, con una camiseta que diga en la espalda “Dembelé”? El fútbol debe volver, en lo que se pueda, a sus raíces de deporte sencillo, con cierto dejo de humildad, y dejar de alguna manera el afán volcado en las firmas comerciales multinacionales. La llegada de Dembelé al galardón puede marcar un magnífico tiempo para este deporte, para la vida misma de aquellos que hacen del fútbol una manera de ver el mundo…
Bueno, todo llega, todo pasa. Un camino acaba de terminar, otro camino comenzará en pocos días para la Vinotinto. Partidos de compromiso por el calendario de la Fifa llaman a juego, y aunque se podría creer que es algo apresurado, hay que decir que el fútbol no espera. Los primeros días de octubre será ante Argentina, en un partido experimental para las dos selecciones. Los argentinos presentarán un equipo de rostros poco conocidos, y aunque aún no sabemos con cuáles jugadores contará Venezuela, sí hay la certeza de que la convocatoria traerá a la cancha de Miami muchachos de poco rodaje. Un partido así no dice mucho, aunque nada cuesta pensar que en la mentalidad del equipo nacional todavía vivirá la idea de la debacle final del Premundial y el inmenso deseo de alguna reivindicación. Por cierto: ¿Quién estará al mando? Nos vemos por ahí.
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