Antes del extasis por el épico regreso de los Orioles tras 8.2 innings de no-hitter, Camden Yards celebró el 30mo aniversario de aquel 6 de septiembre de 1995 en que Cal Ripken Jr.; el «Hombre de Hierro» del beisbol, estableció su récord de 2.131 partidos consecutivos que hoy en día es inalcanzable.
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“Intentas prepararte, porque a veces, la emoción te toma por sorpresa”, dijo Ripken la tarde del viernes, en la víspera del aniversario. “Recuerdo que, la primera vez, pensé en mi mamá [Violet], quien fue de gran ayuda. Eso te conmueve un poco. Y 30 años después, uno pensaría que ya te acostumbras, pero en realidad revive todos esos recuerdos”.
A diferencia de esa noche hace 30 años, Ripken no dio la vuelta al campo saludando a los aficionados, como lo hizo durante una ovación de pie de 22 minutos en la quinta entrada, cuando el juego —y la racha, que superó la marca previa de Lou Gehrig— se hicieron oficiales. “No tenemos tiempo para eso”, dijo Ripken con una sonrisa.
En su lugar, Ripken fue llevado alrededor del campo de advertencia en un Corvette convertible rojo, tal como lo hizo después del juego número “2,131”. Saludó a la multitud que llenó las gradas. Señaló a un fanático en el jardín central derecho que sostenía un cartel que decía: “30 años después, Cal sigue siendo mi héroe”.
Ripken recibió un saludo de mano desde el vehículo por parte del inicialista de los Dodgers, Freddie Freeman. Luego, cuando el Corvette se detuvo frente al dugout de la primera base, Ripken descendió y se reunió con jugadores actuales de los Orioles. Conversó un momento con Gunnar Henderson. Tomó por los hombros a Ryan Mountcastle. Saludó con un apretón de manos a Adley Rutschman y Colton Cowser.
Finalmente, Ripken caminó por la alfombra naranja que iba del campo de advertencia al terreno.
Se encontró con un grupo repleto de estrellas compuesto, en orden, por: el comentarista de ESPN Chris Berman; el ex locutor de los Orioles Jon Miller; los exjugadores de los Orioles Larry Sheets, Bobby Bonilla, Rafael Palmeiro, Ben McDonald, Al Bumbry, B.J. Surhoff y Brady Anderson; y miembros del Salón de la Fama como Ken Griffey Jr., Harold Baines, Mike Mussina, Jim Palmer y Eddie Murray, todos con pasado en Baltimore, excepto Griffey.
Al tomar el podio cerca del montículo, Ripken estuvo acompañado por su esposa, Laura, su hijo, Ryan, y otros miembros de su familia.
Durante el fin de semana, Ripken compartió recuerdos de aquella histórica noche y contó anécdotas sobre su récord. Como siempre ha hecho el oriundo de Havre de Grace, Maryland, también se encargó de reconocer el mérito de los demás.
Ripken no dejó pasar que el sábado también se cumplían 29 años del cuadrangular número 500 en la carrera de Eddie Murray, también en ese estadio.
Ripken agradeció nuevamente a “las mayores influencias en mi vida”, sus padres, incluyendo a su padre, el exmánager de los Orioles Cal Ripken Sr. “Ya no están físicamente con nosotros, pero les aseguro que todavía me cuidan”, dijo Ripken. “Papá decía: ‘Un día a la vez’. Y mamá decía: ‘Más te vale presentarte’”.
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