
🎾 Terence Atmane vs Holger Rune
- Entra aquí y regístrate en Bet365
- Haz tu primer depósito de mínimo 5 €
- Entra en la sección «Directo» y ve todos los partidos
Ver partido en Bet365
Minutos después del final del partido entre Jannik Sinner y Félix Auger-Aliassime, todavía se comenta la actuación del canadiense, que se fue a vestuario habiendo recibido una paliza y completamente desmoralizado. Realmente, ¿tanta es la diferencia entre ambos?
Sinceramente, no creo que entre el número 18 del año y el número 1, la distancia sea tan sideral. Hablamos de un tipo que hoy solo ha podido hacer cinco golpes ganadores y que ha cometido 29 errores no forzados. Acumuló 8 dobles faltas y en el primer set solo pudo hacer siete puntos. Se marchó habiendo celebrado solo 27 en todo el partido.
Casi son números más propios entre el 1 y alguien de Ranking más bajo, incluso más allá del Top 100. Es probable que aquí se mezclen dos cosas, un error en cuanto a planteamiento de cómo llevar el partido y una falta de fe de que hoy podía hacerle daño a Jannik. No diría que el juego de Félix no podría ganar al italiano, porque, hasta hoy, en las dos veces que se enfrentaron, las dos ganó el canadiense. Por tanto, ese no es el problema.
Si vas a enfrentar a Sinner, para ganarle, lo primero que tienes que hacer es creértelo. Si sales a pista derrotado de vestuario, lo normal es llevarte una paliza como la que se ha llevado Félix hoy. El canadiense parecía desmoralizado desde los primeros juegos. Como si no estuviese convencido de que pudiera competir al número 1 del mundo. Dista mucho ese lenguaje corporal del que tuvo Adrian Mannarino en la ronda anterior.
Pese a sus debilidades, el francés supo explotar sus armas para complicarle la vida a Sinner, que incluso titubeó con la posibilidad de irse a un tercer set. Seguro que Félix tiene muchas virtudes para poder plantar cara a Jannik, pero si él mismo no se cree que puede hacerlo, mal camino.
Cierto es que tiene un agujero por la zona de revés. Algo que se sabía desde hace años, pero que se ha ido acrecentando con el paso del tiempo. Sinner solo tenía que jugarle por esa zona para decantar el punto a su favor. Si a eso le sumas que hoy su saque estaba completamente desaparecido (0 aces y 8 dobles faltas), pues apaga y vámonos.
Visto lo ocurrido esta tarde en el ATP de Cincinnati, los rivales de Sinner, sea cual sea el Ranking que tengan, deben tener una cosa clara. Ahora mismo, el italiano y Carlos Alcaraz (aunque este, en menor medida) son como los Federer y Nadal de la época 2004-2009. Ganan con la camiseta y muchos salen derrotados de vestuario sabiendo que no les podrán vencer.
Y gracias a la hemeroteca, tenemos confesiones de sus rivales en esa época en las que decían que llegaban incluso a temblar de los nervios cuando los tenían al lado en el pasillo antes de salir a jugar. Así, es difícil ganarles. Es muy difícil, obvio, pero eso es trabajo de cada uno de ellos. Porque si no lo hacen, jamás se acercarán a los dos mejores de la actualidad, y ellos no quieren eso.
Hay que perderles el respeto a nivel deportivo. Perder el miedo de lo que son. Y este es un trabajo que se hace fuera de pista, a nivel psicológico. Y luego, sin temores, explotar tus armas y hacerles el juego que les incomode o haga daño. Porque no son invencibles. Ninguno de los dos. Sinner tampoco. Aquí entra el estudio del juego y qué han hecho otros como Dimitrov en Wimbledon, para que Jannik dudase.
Habla regular (por no decir «mal») que el 18 del año solo le pueda hacer dos juegos a Sinner. Y que pudieron ser cero si el italiano no tiene un despiste en esos dos juegos. La distancia no puede y no debe ser tan grande. Ojalá que todos se mentalicen de esto y nos den un circuito un poco más competitivo. A diferencia de esa época, no hay una segunda línea atractiva y competitiva. Actualmente, los Medvedev-Zverev-Rune-Rublev-Tsitsipas-Shelton-Ruud-Draper-De Miñaur y demás van y vienen como una montaña rusa. Alguno está más p’allá que p’acá, y parece que los torneos solo tienen atractivo hasta semis o final.
Normal que, desde Roma, Sinner y Alcaraz se hayan visto siempre en la final. Ahora mismo, los demás han perdido la creencia en que pueden ganarles. Veremos qué pasa en Cincinnati y US Open, pero, de momento, cada partido del italiano huele a masacre. La diferencia entre Jannik y los demás que no se apellidan Alcaraz es abismal.