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A la tercera fue la vencida para Iga Swiatek, que después de quedarse dos años seguidos en las semifinales, se mete en su primera final del WTA Cincinnati. Y lo hace mostrando un tenis intenso, rápido y con un primer servicio muy eficaz, manteniendo su versión de Wimbledon y mostrándose como una clara candidata al título en el US Open. Se vio en su duelo ante Elena Rybakina, que llegaba en un gran estado de forma, y que también habrá que tener en cuenta en Nueva York, a la que consiguió controlar después de un primer set muy igualado. Hasta que la polaca se liberó y se hizo con el control del partido para sellar su pase a la gran final por 7-5, 6-3, donde espera a Jasmine Paolini o Veronika Kudermetova.
En la primera semifinal femenina del día en Cincinnati, hacían acto de presencia bajo un sol abrasador, Swiatek y Rybakina. Dos tenistas que si bien hace dos años se encontraban en el podio del ranking WTA, las dos han sufrido un 2024 muy irregular, al igual que el inicio del 2025.
Sin embargo, la polaca resurgió en Wimbledon para sorpresa de muchos. Mientras que la kazaja, metida en líos extradeportivos, como la prohibición de entrar a los recintos de su entrenador, Stefano Vukov, y cuyo castigo ya ha sido levantado, parece haberse reencontrado con su tenis. Hacía meses que no se le veía tan segura a la campeona de Wimbledon en 2022 y eso se tradujo en semifinales en todos los torneos en los que ha jugado en esta gira norteamericana de pista dura (Washington, Montreal y Cincinnati).
Rybakina, un cohete de más a menos
El encuentro comenzaba con ambas muy seguras al servicio, que está siendo la principal armas de todos los jugadores en este torneo y ninguna daba concesiones con su servicio en un inicio muy igualado. Sin embargo, la kazaja aprovechó un mal juego al saque de la polaca para conectar dos grandes restos, que sumados a una doble falta de la número tres del mundo, le permitía un quiebre que a tenor de como se estaba desarrollando el duelo se antojaba clave.
Rybakina era un martillo pilón con su servicio y cuando había que intercambiar golpes, su derecha estaba siendo demoledora. Pero a pesar de esta versión tan fiable, el empeño y la intensidad que añadió Swiatek, le dio sus frutos. Justo cuando la número 10 del ranking WTA sacaba para hacerse con el set, todo volvía a equilibrarse (5-5).
La oportunidad perdida por la kazaja le pasó factura, mientras que a la polaca la catapultó hasta hacerse con el primer set (7-5). Sus piernas empezaron a funcionar y el servicio de Rybakina pegó un bajón; Swiatek tomó el control del partido y movía de lado a lado a su rival, que pasó de un tenis sólido a diluirse en un abrir y cerrar de ojos.
Swiatek puso el modo todoterreno
El daño ya estaba hecho y el tenis de la polaca solo hacía que crecer. Asfixiaba a Rybakina en cada juego al resto y dominaba con puño de hierro con su saque, efectivo durante la gran mayoría del duelo. Además, cuando más se alargaban los intercambios, más probabilidad había de que la polaca se llevara el punto.
En esta situación, los breaks, que tanto costaron conseguir en el primero, caían de manera rápida en el segundo y la número tres del mundo, que se hizo la reina de la pista, colocaba el 4-1 en el marcador. Su primera final en Cincinnati estaba un solo paso e incluso disponía de tres bolas de break para romper el servicio de Rybakina por segunda vez consecutiva, pero se relajó y la número diez del mundo, sin nada que perder, fue al ataque.
No solo sacaba adelante su servicio, sino que disfrutaba de dos bolas de break para recuperar el quiebre y mantener la semifinal viva. Sin embargo, se precipitó sobremanera y Swiatek se agarró a la pista con uñas y dientes para salvar con temple una situación muy complicada.
Ese séptimo juego de la segunda manga se decidió el encuentro. Del posible 4-3 y servicio de Rybakina se pasó al 5-2. Y una vez superado el susto, Swiatek sentenció un encuentro muy igualado (7-5, 6-3) por el gran nivel de ambas, pero en el que la polaca demostró una rapidez e intensidad, pérdida durante más de un año y encontrada en Wimbledon, que la convierte en una serie aspirante, no solo al título en Cincinnati, donde peleará en la final con Paolini o Kudermetova, sino también al último Grand Slam de la temporada en Nueva York.