
🎾 Raphael Collignon vs Stuart Parker
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El de hoy no fue el mejor día en la oficina para Terence Atmane. Alejado de cualquier tipo de foco, en una de las pistas exteriores del Masters 1000 de Shanghái, el galo sufrió las extremas condiciones de calor y humedad en el torneo chino, con temblores, náuseas y una retirada en el primer set en su debut en este Masters 1000. El físico le abandonó justo antes de un torneo que podría haber servido para seguir apuntalando su escalada a la élite.
Y es que la escalada de Terence Atmane no ha sido como las demás. Apareció a bombo y platillo en la élite, en un torneo de Cincinnati donde dejó atrás a nombres como Holger Rune y Taylor Fritz… hasta llegar a una muralla llamada Jannik Sinner. No solo los resultados habían encandilado al público; también su estilo de juego, rápido, explosivo, con constantes cambios de ritmo y alejado de la unidimensionalidad de otros muchos, y su personalidad, sin pelos en la lengua delante del micrófono, firmando cámaras postpartido con conceptos como la Paradoja de Fermi, en definitiva, un toque de locura que le distinguía del resto.
Terence estuvo a punto de cobrarse la revancha ante Jannik la semana pasada. Ambos se volvieron a ver las caras en el ATP Pekín 2025… y el galo fue capaz de robarle un set, un paso hacia delante que quedó cercenado con un 6-0 final. ¿Satisfecho? Ni mucho menos: detrás del personaje dicharachero se esconden varias capas de ambición, una personalidad arrolladora que no solo proyecta hacia el top-50, sino mucho más arriba.
«Cuando entrenaba en Dubái, antes de comenzar la gira asiática, pensaba constantemente en qué tengo que hacer dentro de la pista para acercarme a él (Jannik) cada día. El partido en Pekín me demostró que puedo ganarle un set, pero que, al mismo tiempo, aún no estoy preparado para ganarle en tres mangas. Me demostró que estoy haciendo las cosas de forma correcta, porque fue un mejor resultado que la vez anterior. Es importante tener en cuenta que para mí no hay nadie invencible, aunque hay mucho trabajo por hacer si quiero ganarlo». Son palabras de Terence a ATP, declaraciones que nos acercan a una personalidad que siempre quiere más, con una inquebrantable confianza en sí mismo.
El curioso ídolo de Atmane y unas aspiraciones que van más allá del top-50
Quizás uno pensaría que la próxima barrera a batir para Terence sea la del top-50, el próximo paso lógico en su crecimiento como jugador. Para él, ese objetivo… se queda corto. «Es importantísimo poner la vara muy alta. No me centro en ser top-50, 40 o 30, sino en ser mejor jugador y mejor persona cada día. En Cincinnati, le gané a Holger y Taylor. Sé que son mejores jugadores que yo, pero les puedo ganar. Jannik también es mejor que yo, pero por ahora no le puedo ganar. Y por eso me motivaba tanto volver a jugar contra él. Quería demostrarme a mí mismo que podía dejar mi marca en un gran escenario, ganándole un set. Voy a seguir dando lo mejor de mí, porque mi objetivo es que algún día pueda ganar a jugadores como Jannik y Carlos. Ese es, básicamente, la principal meta que hay en mi mente».
La personalidad arrolladora de Terence no surge de un vacío. En el recopilatorio de recuerdos, el cromo de ‘ídolo’ podría sorprender a más de uno, pero concuerda plenamente con el carácter fiero del galo. «Parece bastante random que Fernando González fuese mi jugador favorito, pero cuando crecí me encantaba verle jugar. Cada vez que jugaba, la pantalla se llenaba de explosividad: pegaba durísimo con la derecha todo el rato. Me encantaba, de hecho, trataba de copiarle un poco cuando era joven. Incluso hoy sigo viendo sus partidos cuando tengo algo de tiempo libre». C0n la guía de Mano de Piedra y la ambición por las nubes, Atmane todavía no ha dicho su última palabra en un año en el que presumiblemente aún le espera un billete al cuadro final de París-Bercy… donde, con todo el público volcado con él, apunta a ser una de las principales atracciones del torneo. Apunten su nombre.