
🎾 Learner Tien vs Daniil Medvedev
- Entra aquí y regístrate en Bet365
- Haz tu primer depósito de mínimo 5 €
- Entra en la sección «Directo» y ve todos los partidos
Ver partido en Bet365
Quizá le hayas visto alguna vez y no te hayas quedado con su nombre, pero Ethan Quinn es, sin lugar a dudas, una de las grandes revelaciones de la temporada 2025 dentro del circuito masculino. Un chico que arrancó la temporada fuera del los 200 primeros y que hoy acecha el top70 mundial.
Con 21 años, el camino de Ethan Quinn es el mismo que recorre ese 15% del circuito que ya no duda cuando se le presenta la oportunidad de ir a la universidad. No importa si llegas un poco más tarde al profesionalismo, lo que importa es formarse y tener el nivel. En el caso del estadounidense se pude ver rápidamente que contaba con las dos, aunque su cabeza la empujó a querer ir todavía más rápido. Un exceso de confianza que le produjo dolores de cabeza en sus inicios, hasta que entendió que esta aventura no iba a ser fácil. Así lo explica el jugador en una charla con tennis.com.
“Honestamente, esto es, más o menos, lo que esperaba cuando me convertí por primera vez en profesional. Tenía algunas expectativas delirantes, pensamientos de que iba a salir al circuito y los iba a aplastar, que me metería en el top75 del mundo de inmediato. Pensé que todo sería muy fácil desde que saliera de la universidad, pero rápidamente la vida me dio una prueba de realidad”, confiesa el oriundo de Fresno, generación 2004.
“La temporada 2024 ya fue realmente difícil para mí, pensé que iba a explotar desde el mismo instante en el que entrara al vestuario, que pronto tomaría ese giro que necesitaba, pero tampoco lo hice entonces. Para mí fue muy complicado procesar todo aquello. Al final no me quedó más opción que bajar la cabeza después de dos años de frustración y falta de progreso”, reconoce Ethan, recordando sus primeros intentos por alcanzar el top100, un objetivo que cumpliría este verano.
“Mi mentalidad siempre ha sido así, aunque por dentro era consciente de que nada de esto podía ser fácil. Una vez que cambiamos ese punto de vista, el resto de cosas cambiaron también. Ahora vemos cada partido como un simple partido, en lugar de tratarlo como una victoria o una derrota. Si gano, pues genial, será una nueva oportunidad de jugar otro partido”, añade el norteamericano, claramente saneado por dentro ante un circuito que te pone delante cada día un examen de altura.
– Si cuesta, merece la pena
Victorias en torneos como Dallas, Madrid, Roland Garros, Wimbledon, Washington, Canadá, Cincinnati o Tokio le han ayudado a dar el salto que buscaba, a sentirse uno más dentro de la élite, a ocupar su lugar dentro de ese top75 al que apuntaba. ¿Quién no recuerda su duelo de primera ronda en Barcelona contra Alcaraz? Un muchacho tremendamente mejorado que tendrá en 2026 el reto de buscar un nueva altura en su horizonte. Con 21 años todavía tiene todo el margen del mundo, lo importante es escuchar como ha ido aprendiendo a través de tantas experiencias en los últimos meses, despertando de aquella fantasía y aceptando que en estos niveles ya nadie regala nada.
“Creo que tener todas estas dificultades ha terminado siendo algo muy positivo para mi desarrollo. Si simplemente apareces en la escena y luego tienes muy poca lucha, corres el riesgo de no saber qué hacer. Ahora tengo mucho más espacio ante mí para seguir desarrollándome y hacer que mi juego crezca”, apunta el hombre tutelado por Brad Stine, otro de los elementos clave para entender el ascenso de más de cien posiciones que han tenido juntos esta temporada.