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Cuatro juegos cedió ante Vito Kopriva en la primera rota y siete ha cedido frente a Alexei Popyrin en la segunda. La vida sigue igual para Jannik Sinner, nadando como pez en el agua en sus condiciones favoritas: Grand Slams sobre pista dura. Ni siquiera le hizo falta exponer su mejores galas sobre la pista, fue suficiente una versión práctica y efectiva para anular los pocos peligros que le propuso el australiano. Un triunfo correcto, trabajado, elaborado desde la paciencia (6-3, 6-2, 6-2), para plantarse entre los 32 mejores de este US Open 2025 y allí citarse con Denis Shapovalov. ¿Será esta la piedra de toque en su camino? A estas horas, prefiero esperar antes de decir nada.
De no ser por lo sucedido el verano pasado, seguramente habría mirado este partido con unos ojos diferentes. Estando Sinner en pista y siendo apenas una segunda ronda en torneo de Grand Slam, lo normal es que cualquier nombre que apareciera al otro lado de la red no supusiera ninguna amenaza. Pero ese nombre –apellido, en este caso– era Popyrin, el hombre que levantó hace doce meses su primer título de Masters 1000, rematando su actuación semanas después con una victoria inolvidable ante Novak Djokovic en Flushing Meadows. Ya solo por esto, la teoría nos obligaba a poner el cartel de ‘Cuidado’ en la previa de este encuentro, ahora ya solo faltaba sentarse y esperar a ver qué nos decía la práctica.
El primer acto correspondió perfectamente con lo esperado, un 6-3 para el italiano trabajo desde la primera bola, arrancando el encuentro mucho más centrado y, por lo tanto, sacando tajada de un break tempranero que descolocara a su rival a las primeras de cambio. Y pudo haber sido peor si no llega a aprovechar solo una de las cuatro bolas de break que se le presentaron, pero había que recordar que Alexei también sabe jugar a esto, sobre todo con el saque. Pese a todo, la sensación más allá del marcador volvía a ser la de cada tarde con el Nº1 mundo: o pone mucho de su parte, o es complicado encontrarle un oponente que esté a la altura. Ahora que la balanza ya estaba desnivelada, tocaba ver de qué pasta estaba hecho el australiano.
Vamos al segundo acto y la historia se repite, aunque con algún bache inesperado. Como por ejemplo, cuando Sinner se mete él solito en un lío cuando ya iba break arriba. Es ahí cuando aparecen varias opciones de break para un Alexei que no terminaba de encontrar la regularidad, la extrema regularidad que uno necesita para plantarle cara a cualquier versión del italiano. Si está en su versión prime, olvídate, pero es que en una versión notable también te acaba castigando a base de constancia y una lectura espléndida en esos momentos de presión. Así lo hizo una vez más el Nº1 del mundo, apagando esos pequeños fuegos, jugando con mucha cabeza, y anotándose ene segundo parcial como si nada.
POPYRIN, SIN ALMA PARA REMONTAR
Me sabe mal este ataque tan gratuito hacia Popyrin, un buen jugador que no siempre pone el corazón en sus partidos. Y cuando digo corazón, quizá quiero decir fe. Y cuando digo fe, puede que realmente me refiera a su tenis. No lo sé, la cuestión es que para remontar dos sets en contra a Sinner hace falta mucho más, quizá ni con dos Popyrin hubiera valido. El inicio del tercer set fue lo que todos esperábamos, un break rápido del tenista de San Cándido y piloto automático hasta llegar a la meta. El público, que miraba de reojo los resultados de otras pistas, parecían saber el desenlace del encuentro desde que pusieron el culo en el asiento.