París cuenta con una ventaja significativa para los próximos Juegos Olímpicos, pues la mayor parte de las instalaciones estaban ya construidas cuando el 13 de septiembre de 2017 fue elegida para organizar la justa por tercera vez, un siglo después de la última.
Ese fue uno de los argumentos que más destacaron los responsables de París, deseosos de acabar con la era de los Juegos faraónicos. Con el 84 % de las obras ya acabadas, frente al 89 % previsto, restan algunos flecos que atraen la atención de los responsables de la organización, según reconoció a la agencia EFE el coordinador de las obras, Nicolás Ferrand.
No obstante, hay retrasos en tres puntos, las obras del Grand Palais, tres inmuebles de la Villa Olímpica y la piscina de Colombes, lugar de entrenamiento para la natación sincronizada, pero son de apenas unas semanas y no parecen poner en cuestión la competición.
El próximo día 11 abrirá el centro deportivo de La Chapelle, situado al norte de la ciudad, una de las pocas obras previstas en la candidatura, que acogerá a 8.000 espectadores para asistir en un primer momento a las pruebas de bádminton y posteriormente de gimnasia rítmica.
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El 1 de marzo será el turno de la Villa Olímpica, situada en tres localidades del norte de la capital, 51 hectáreas que acogen los apartamentos para 14.500 atletas y que, tras los Juegos, serán viviendas sociales.
Otros espacios como donde se presentará el 12 de mayo la estrella estadounidense Taylor Swift, casi que un día después deberá recuperar el aspecto de un escenario deportivo para la contienda que será del 26 de julio al 11 de agosto.
A casi 200 días del inicio de los Juegos, se han vendido ya 7,6 millones de entradas para las competiciones, aunque todavía es posible comprar algunas, sin contar con que a partir de abril será posible que aquellos que ya lo han hecho revendan las mismas que no van a utilizar, y que volverán a ponerse en venta.
EFE