En la vida del tenista profesional hay días que nunca se olvidan. Uno de estos días llega cuando ganas tu primer título Challenger, objetivo que Alejandro Moro cumplió hace ochos días en Roma. Su entrevista en Punto de Break era obligada.
Mientras los mejores tenistas del mundo convivían estos días en la Caja Mágica, un español escribía su propia historia a casi 2.000 kilómetros de distancia. Posiblemente merecía una invitación para jugar el torneo pero, al no recibirla, Alejandro Moro (Madrid, 2000) no tuvo otra opción que cambiar de planes. Puso rumbo al Challenger de Roma, donde entró a última hora como Alternate, donde nadie pudo pararle los pies. Como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga.
Arropados por el mítico Club de Tenis Chamartín, base donde entrena habitualmente, Punto de Break se sienta con el noveno mejor español del ranking. Una entrevista donde las buenas noticias se acumulan: primera victoria ATP, primer título Challenger e irrupción en el top200. Todo esto en apenas dos semanas. ¿Cuáles son ahora sus metas? ¿Fue muy difícil llegar hasta aquí? ¿Por qué el Mutua Madrid Open no le tuvo en cuenta? Muchas preguntas en el aire y todas respondidas.
¿A qué sabe un Challenger?
Sabe muy bien, la verdad (risas). Es el resultado a lo que llevo cocinando durante tantos años de entrenamientos, de horas en pista sufriendo, pasándolo bien muchas veces pero arrastrando una infinidad de torneos desde que empecé a competir desde la base. Poco a poco te vas creyendo que eres un jugador profesional, te vas acercando a la élite, así que sabe súper bien.
¿Qué ingrediente faltaba para ganar este título?
Faltaba la confianza en uno mismo […] Esa parte que considero que tengo de humildad a veces me ha bloqueado a la hora de confiar en mí mismo en pista, pero la gente del equipo me ha ayudado mucho en este viaje para aumentar la confianza, pero sin perder nunca la humildad.
¿La humildad te bloqueaba?
Me hacía volverme más pequeño cuando no salían las cosas como yo quería, o como yo creía que podía hacerlas. Necesitaba esa humildad para aceptar que quizá no era tan bueno, porque esos fallos que cometes te hacen pensar que igual no eres tan bueno. Lo que hice fue enfocarlo de otra manera: asumir que el error es lo normal en un jugador de tenis y que lo que hay que apreciar es el acierto. Cambiar esa perspectiva ha hecho que mi juego mejore.
El síndrome del impostor.
Exacto, son las dudas que te genera el competir cada día. Lo normal en este deporte es perder cada semana, solo gana uno, así que esa parte de confiar en uno mismo es difícil de trabajar. Estoy haciendo un desarrollo mental a conciencia que me está ayudando mucho.
¿Quién es la persona que te empuja a creer?
Mi preparador físico es uno de ellos, además es un amigo de toda la vida, nos conocemos desde los 10 años. Es el que más me conoce del equipo, así que es el que más me aprieta. Obviamente, mis entrenadores y mi psicólogo también han tenido un papel muy importante.
¿Cuál fue el partido más complicado en Roma? ¿La final?
La final es el partido más bonito… entre comillas, pero no fue el más complicado. El más duro fue en segunda ronda contra Ryan Nijboer, un chico que además entrena aquí en Madrid, tiene un juego que me incomoda bastante. Tuve un momento crítico después de perder el primer set, luego en el segundo, con 4-3, hubo un juego con 12 deuce, pero lo salvé. No me estaba encontrando nada bien en ese momento, arrastraba algunas molestias físicas, pero sacar ese juego y ese set cambió toda la semana.
Y de ahí al cielo.
Totalmente, esa parte de confianza me la dio ese partido, luego en el tercer set confié mucho en mí mismo, mentalmente me dio un plus para creer más. Es lo que hizo que luego mi nivel de tenis subiera mucho en cuartos, semifinales y la final.
Era tu primera final Challenger, ¿había peligro de darte por satisfecho?
Puede pasar, por supuesto. En mi primera semifinal Challenger, no te diré que me conformé con ese resultado, pero el momento en que el partido se puso duro me relajé un poquito, me faltó ambición. Leí tu entrevista esta semana con Pedro Cachín y, en cierto modo, me sentí muy identificado con sus palabras. Si a principios de año no tuve una buena racha de resultados fue precisamente por eso, por el conformismo y cierta falta de ambición. Es bonito verte asentado en los Challenger, pero fue duro notar que me faltaba un pelín de hambre.
¿Qué sientes en momentos así?
Te desinflas, ves que todo lo que has ido trabajando va dando sus frutos, hasta que llega un momento donde te estancas o te acomodas. Ahí considero que es muy importante tener un equipo con la misma ilusión que tú, que te recuerden desde fuera lo que está pasando, que te metan caña cuando te acomodes.
¿Cuál es tu mayor ambición ahora mismo?
Sonará un poco tópico, pero lo que intento es ser mejor jugador cada día. Mejorar cada vez que vayamos al gimnasio o a la pista de tenis, aunque sea en un pequeño porcentaje. Esa ambición sí que la mantengo desde el primer día, nunca he descansado de ella. Donde quizá sí llegué a perderla fue en los partidos, pero en el día a día nunca hemos descansado.
Pero esa meta no se alcanza nunca, siempre se puede mejorar.
Por eso es una parte tan importante y por eso necesitas un buen equipo. Desde dentro tú tienes unas ilusiones, quieres ganar tus partidos y tus torneos, pero según vas escalando notas que la gente te va regalando más el oído. Empiezas a ganar cierta relevancia, aunque sigas siendo el mismo chico de siempre.
¿Te ha cambiado algo estas dos semanas?
Yo creo que no, solo que mi número en el ranking es un poco mejor y he ganado algo de dinero, nada más. Ahí es donde el equipo juega su papel recordándote que ni antes era tan malo, ni ahora eres un genio.
Pero los resultados están ahí, de alguna manera influyen.
Por supuesto, los resultados siempre influyen, quien diga que no te está mintiendo. Otra cosa es que los gestiones mejor o peor, pero es una realidad que está ahí. Si en ocho torneos has perdido en ocho primeras rondas, es algo que te pica y te molesta. Es importante compensar esa parte siendo realista y viviendo el momento presente.
Por cierto, ¿hubo celebración?
Tuve la suerte de traer a mi familia a la final, así que el domingo pudimos darnos un paseo por Roma, que no conocíamos la ciudad. El lunes pasamos la mañana por allí y no cogimos el vuelo hasta tarde.
¿Y el martes?
Ahí ya tenía citas de fisioterapia y otros cuidados del cuerpo, aunque sí es verdad que esa noche fui a cenar con mis amigos, luego salimos a tomar algo. Al día siguiente otra vez fisioterapia y a trabajar a tope, fueron como unas 40 horas de gozo.
En cuestión de tiempos, ¿este título llega pronto o llega tarde?
Llega cuando tiene que llegar, igual que fueron llegando otras cosas. Soy un jugador de paso a paso, no soy un jugador de pegar un pelotazo una semana, subir un montón en el ranking y luego pegarme seis meses sin meter una bola. Me considero una persona progresiva, cuando entré al circuito Challenger fui adaptándome poco a poco, tuve que pasar por la etapa de las qualys, hasta que llegué a los cuadros finales. Ahora llevo unos meses donde creo que soy un jugador peligroso en cuadro finales, no creo que los demás quieran enfrentarse a mí en primera ronda. Poco a poco voy ganando ese rol de jugador competitivo en este circuito, espero conseguirlo también en ATP y en Grand Slams.
La semana de antes debutaste y ganaste tu primer partido ATP. ¿Lo que pasó en Roma es una consecuencia de lo que pasó en Munich?
Completamente. No venía con una racha de partidos muy buena, pero la dinámica en pista sí la tenía, tanto de actitud como de nivel. En Múnich fue donde pude verlo reflejado en forma de resultado, pasando la fase previa con dos buenos partidos y luego jugando un partido muy bueno contra Dominic (Thiem). A nivel emocional y personal significó mucho, igual que el partido contra Taylor (Fritz). Ahí es donde ves que el trabajo va dando sus frutos, así que llegué a Roma con mucha confianza, aunque mi nivel de tenis no fuera altísimo, pero me encontraba muy bien dentro de pista.
Debe ser ilusionante ir recorriendo este camino…
Lo es, pero para eso es importante seguir dándote oportunidades, aunque los resultados no lleguen. Eso es lo que ha provocado que estas semanas pueda vivir todas estas cosas, es lo que me está empujando a evolucionar como jugador y no quedarme con los días malos.
¿De verdad no ha cambiado nada tras este título? ¿Ni siquiera en tu autoestima?
No, sinceramente. Cuando volví de Roma hice lo mismo que cuando vuelvo de hacer seis primeras rondas consecutivas: irme con mis amigos a cenar. Todo igual, solo que esta vez nos dimos el lujo de que les invité yo a la cena (risas). El tenis es mi vida, pero tengo un entorno que me mantiene siempre los pies en el suelo, una semana no me puede cambiar la vida.
Victoria en Munich, campeón en Roma y sin embargo… no se acordaron de ti en el Mutua Madrid Open.
(Piensa) Creo que la lista cerró #147 y yo estaba #240, así que no había ninguna posibilidad de entrar. Obviamente, como era oportuno por mi parte, solicité una WC tanto al torneo como a la Federación. La RFET me dijo que no tenía una WC como tal, que no dependía de ellos, aunque harían todo lo posible, ya que llevan año y medio ayudándome bastante.
¿Y el torneo qué te dijo?
No recibí respuesta, así que después de Munich entendí que mi única opción era ir a jugar el Challenger de Roma.
Siendo el mejor madrileño del ranking… está feo.
(Risas) Obviamente, me hubiera encantado jugar el torneo, ya tuve la suerte de jugarlo hace dos años con una WC para la previa, aunque en unas circunstancias totalmente distintas. Me hacía mucha ilusión, pero si no entro en los planes del torneo para darme esa invitación, tampoco la quiero. Estoy haciendo un buen trabajo, este tipo de cosas me gusta ganármelas, no me gusta que me las regalen, aunque me las pueda merecer en alguna ocasión.
Roberto Bautista fue muy crítico con la filosofía de entrega de las WC en Madrid. ¿Es verdad que esto solo pasa aquí?
Soy bastante nuevo en el circuito, no tengo mucha experiencia en los torneos para saber dónde hay agencias o dónde es más federativo. Estuve hablando con jugadores belgas y me dijeron que en el torneo de Bélgica, la Federación siempre tiene derecho a un WC para el cuadro y otro para la Qualy. El resto está en manos de Tennium […] Es triste que de diez invitaciones solo haya dos españoles, más que nada porque coincide con el trabajo que está haciendo la RFET con la creación de tantos Challenger, era una muy buena oportunidad para gente como Pablo Llamas, Dani Rincón, incluso para mí. Pero no solo para los jóvenes, Oriol Roca está haciendo una gran temporada, o David Jordà, son oportunidades que nos puede ayudar a nivel económico y a nivel de partidos.
¿Cuál es la solución?
No lo sé, desconozco a nivel interno si el torneo puede decidir. Vale que IMG es el dueño, pero también hay sponsors españoles, ya lo dije Rober. ¿Por qué no podemos recibir más los jugadores españoles? No podemos decir que España no tenga jugadores para sacar, ha habido jugadores que se han quedado fuera del torneo por poquísimas plazas, por lo menos cinco o seis. A mí lo que más me molestó fue que a Bautista o Ramos no se le dieran invitaciones para el cuadro principal, estando ambos de cabeza de serie en la fase previa. Meterles dos partidos de Qualy a dos jugadores que han sido tan grandes y han dado tanto al tenis español me pareció muy injusto.
Fernando Verdasco también pidió un WC, ni siquiera a él lo tuvieron en cuenta.
Hubiera sido acertado y bonito, Fernando es madrileño y ha aportado muchísimo a nuestro tenis […] Lo que decía antes, son jugadores que nos han dado todo, si ahora tenemos un Masters 1000 es gracias a la generación que hemos tenido. Es poca recompensa para todo lo que nos han dado.
Visto lo visto, menos mal que no se acordaron de ti.
(Risas) Me llegaron bastantes notificaciones en Instagram, comentarios de gente preguntándose por qué no me daban una invitación para Madrid. Nosotros estábamos centrados en nuestro partido, nuestro camino, tampoco te puedes volver loco.
Hablemos del tenis español, ¿hay crisis?
¡Ni mucho menos! Lo único que estábamos muy mal acostumbrados con Rafa, Carlos o Ferrer. Creo que un jugador como David Ferrer no tiene el reconocimiento que merece, por ejemplo. Luego están Carreño, Bautista, Ramos, Davidovich… estamos hablando de unos jugadores muy top, solo hay que dar un poco de tiempo. La RFET está haciendo un trabajo enorme con los Challenger, ayudando a gente como Llamas, Roca, Rincón o Jordà. Hasta los que son un poco mayores están recibiendo oportunidades, nunca sabes cuándo vas a meterte, pero es el camino para solucionar esta especie de ‘crisis’ del tenis español.
Entre el #100 y el #300 tenemos una laguna preocupante.
Es la franja en la que antes no había Challengers y ahora está empezando a haberlos, así que vamos cogiendo poco a poco ese ritmo, colocando jugadores en ese ranking.En un tiempo empezaremos a tener más españoles en las previas de los Grand Slam, ahí está Pedro Martínez que ya ha vuelto a pegar el subidón y se ha vuelto a meter, pero antes tuvo que jugar mucho Challenger para recuperar ranking, gracias también a la ayuda de estos torneos y de la RFET. Solo necesitamos un poco de tiempo para ver a más jugadores en esa franja.
¿Este título te modifica mucho el calendario?
Un poco sí, sobre todo de cara a los Grand Slam. Con la semana de Munich me aseguré la fase previa en Roland Garros. Con la semana de Roma me aseguré la de Wimbledon. En mi cabeza no tenía planteado jugar ningún torneo de hierba, pero ahora ya nos interesa disputar alguno. Veremos de cara al US Open, de momento no sé nada, el calendario cambia cada semana y tienes que ajustar muchos detalles.
¿Qué meta te marcas en 2024?
Mi objetivo a principio de año era entrar al top200…
Esa ya la tenemos.
Esa ya está, aunque con algunos puntos que defiendo puedo irme fuera, hay que estar alerta (risas). Principalmente, ahora que ya estoy dentro de las previas de los Grand Slam, mi objetivo es pasar alguna de estas dos que tengo aseguradas. Esa es mi ilusión, aunque todavía tengo mucho que aprender en el circuito Challenger, así que intentaré combinarlo con algunas fases previa de ATP, los números ya irán llegando.
Estás cada día más cerca de ser profesional, de vivir de esto.
Eso dicen, aunque yo me considero profesional desde que conseguí mi primer punto ATP. Es verdad que la parte del dinero es importante, pero ser profesional también es levantarte todas las mañanas, que tu vida gire en torno al tenis, entrenar cada día con la misma pasión, descansar lo que toca o alimentarte correctamente. Ser profesional es que tu vida se base en el tenis, aunque también está la parte económica, esa que solo llega cuando juegas los Grand Slam.
O sea, que para ser profesional en la cuenta bancaria, antes hay que serlo en el día a día.
Exacto, eso es innegociable. Si no eres profesional antes de recibir un euro, será difícil que lo recibas y puedas vivir de esto.
¿Tienes pensado invertir en tu carrera para dar el siguiente paso? ¿Recuerdas algún momento donde te faltaran esos medios?
Por supuesto, además sin irnos muy atrás. El año pasado tuve que hacer muchas semanas solo porque no podía pagarle a mi entrenador, aún teniendo la inmensa suerte de que mi equipo siempre me apoyó económicamente. Yo jamás he ganado dinero, cada temporada he ido perdiendo, hasta llegó un momento donde mis padres no pudieron ayudarme más. Ahí mi equipo fue quien se sacrificó para seguir ayudándome, he tenido muchísima suerte con ellos. Este es un camino duro, pero es el camino que nos ha tocado a algunos, ojalá pudiera haber tenido más facilidades.
Pero eso también te curte.
Eso pienso, te aporta otro tipo de cosas que a la larga son muy útiles.
¿Qué cosas?
Independencia, aprender a disfrutar de estar solo, algo que a mí me cuesta mucho. Con el tiempo he ido entendiendo que para querer alguien, ya sea a nivel de pareja o familiar, es importante quererte primero a ti mismo, aceptarte como eres. El estar solo en los torneos me ha ayudado a mejorar en este aspecto. Luego también aprendes que, si tú quieres algo, te lo tienes que trabajar. Si consigues alcanzar ese objetivo sin ayudas, luego te llena más.
¿En qué aspecto necesitas mejorar más en estos momentos?
[…] Tengo que aprender a comunicarme mejor con mi equipo. El hecho de viajar solo tiene su parte buena pero también tiene su parte mala. Ese momento de hacerte el durito, de que no te pasa nada… hay veces que me ha hecho ir hacia atrás, me ha perjudicado, no he sido todo lo expresivo que debería. Lo estoy trabajando con el psicólogo, tengo que aprender a comunicar tanto lo bueno como lo no tan bueno. Esto es lo más importante ahora mismo, mi prioridad.
¿Tan importante es la figura del psicólogo?
Es algo muy personal. Igual que hay jugadores que viajan sin entrenador, o quizá la mayoría lo vean como algo adicional, en mi caso no es negociable. Tener psicólogo es fundamental, forma parte de mi equipo y es una pieza clave, sobre todo en un deporte donde estás tú solo. Ese diálogo interno que tienes continuamente en pista tiene que estar supervisado por un profesional para que aporte su punto de vista desde el exterior. A mí me sirve para que me entiendan un poco más, para no fustigarme tanto, suele pasarme por ser tan auto exigente.
¿Cuál dirías que es tu mayor fortaleza?
Soy bastante disciplinado, el tenis es mi ilusión, es mi vida, por eso cada día juego y vivo para el tenis. Obviamente, como ser humano, hay días que no te apetece levantarte a entrenar, o que te apetece menos. Aún así, sigo con mi planificación, con mi recuperación, mi alimentación… cuando los días no son tan buenos, ser tan cuadriculado me permite hacerme más fuerte. Cuando los días son buenos siento que va todo más rodado, se hace más llevadero.
¿Y dentro de la pista?
[…] Tengo un buen físico, si llevo los partidos al terreno físico creo que soy un jugador potente. Mentalmente estoy aprendiendo a empujar en momentos clave, a subir esa autoestima. El físico y la mente me han permitido ganar muchos partidos últimamente.
Físicamente estás hecho un animal, supongo que te lo habrán dicho.
De hecho, más de una persona me ha dicho que tengo más físico de futbolista que de tenista: piernas grandes, gemelos grandes, muslo grande, etc. La gente cuando me ve en los torneos me dice que no salgo del gimnasio (risas).
¿Todo el día con la mancuerna?
Todo lo contrario, pesas es de lo que menos hago. Trabajo siempre con mi propio peso, estar fuerte no es algo en lo que incidamos, no es un objetivo que nos hayamos marcado. La verdad, me da igual cómo lucir de cara a la galería, lo que me importa es el rendimiento en pista.
Lo que tienes viene de serie.
Eso es, me fabricaron bien (risas).
Antes de terminar, ¿quieres mandarle un mensaje de agradecimiento a tu equipo?
¡Por supuesto! Quiero darle las gracias a David Flores (entrenador), Pedro Pascua (preparador físico), Marcos Gaspar (psicólogo), Donato Malango (manager), Ángel Ruiz Cotorro (nutricionista), Ignacio Pérez Buendía (doctor), Eduardo Marañón y Diego González (fisioterapeutas). De verdad, que es increíble el trabajo que están haciendo conmigo.