Cincuenta calendarios han pasado desde que Roberto Clemente coronó su carrera en las Grandes Ligas. No lo vio en vida, pero su figura fue exaltada en forma especial en el Salón de la Fama del Beisbol en Cooperstown. Tal enardecimiento culminaba lo que fue la carrera del considerado primer super estrella latinoamericano en las Grandes Ligas. El momento cumbre que merecía un mayor alarde en toda esquina.
Clemente era esa efigie de grandeza. Los Piratas de Pittsburgh en aquel 1973 por vez primera en 18 almanaques jugaron sin su jardinero derecho premier. Quien fue su múltiple Todo Estrella; Guante de Oro y ni hablar de su propulsión con el madero a la ofensiva. Los peloteros latinoamericanos sentían que se habían quedado sin su voz en asuntos de aquellos tiempos ante la pelota organizada.
El mismo béisbol mayor sabía que había perdido un pelotero que el propio Comisionado del instante lo llamo un hombre con un toque de realeza. Hasta el honor al pelotero que mejor representa el béisbol dentro y fuera de los diamantes le llamaron el Premio Roberto Clemente. Para los ‘fans’ sobre todo de América Latina quedaba entonces la cuestión quién iba ser el próximo Clemente en las mayores.
Hoy es hoy y el chachareo continua sobre tal asunto del próximo Clemente. En mis tiempos de jovenzuelo escuchaba esa próxima efigie del próximo se percibió por vez primera en aquellos tiempos con Cesar Cedeño. Mas de una década después a finales de los 80’ muchos entendían que finalmente había salido de Borinquen del propio terruño de Carolina el próximo Clemente en Rubén Sierra.
Lo más cercano debatido por muchos críticos lo fue por mucho tiempo durante sus tiempo de juego el hoy salón de la fama Vladimir Guerrero.
Cada cual, con su comparación, pero ninguno. Sus números globales ofensivos ciertamente con el pasar de los años superados por muchos, pero su estampa de pelotero completo y de lo llamado como pelotero de cinco herramienta ninguno.
Después de Clemente el pelotero que definió el poder latino en el resto de la década de los 70’ lo fue definitivo un grande Rod Carew. Un multiple campeón bate en la liga Americana, todo estrella y Jugador Más Valioso en 1977 en su circuito. El panameño hoy esta en el pabellón de la fama pero siempre estampó su propia persona.
Tan temprano en la década de los 80’ José “Cheo” Cruz en el uniforme de los Astros de Houston tomo la batuta como “El Pelotero de Puerto Rico”. Su afinidad por Clemente era clara y bien seguir su legado.
Grandes de su tierra borincana mucho después en los fastos llegaron al pabellón de la fama para la inmortalidad en Cooperstown. Orlando “Peruchin” Cepeda, Roberto Alomar, Iván “Pudge” Rodríguez y Edgar Martínez. Todos iluminados con su ejemplo, ilustración y respeto pero claros no iguales.
Quien sabe quién tomará esta columna en el 2073. El dote de Roberto Clemente fue único y debe ser recordado como el pelotero, ciudadano, hombre que fue.
Simple, que nadie olvide a Roberto Clemente. Más el tiempo nos dirá.